Las setas deshidratadas cada día son más comunes en nuestros mercados y como las hay de tantas variedades suelo comprar las que no conozco para probarlas pero mis favoritas son las dos de la foto. Las más grandes son Boletus edulis, quizá la más típica y conocida porque es un ingrediente muy apreciado en la cocina italiana y siempre las encontrabas en las delicatessen de España. Las pequeñas son Marasmius oreades pero todos las conocemos como Senderuelas porque nacen formando grandes corros en las praderas de las zonas montañosas y que he recogido muchísimas veces así que me hizo ilusión verlas en el mercado de Valencia y me volví con ellas a casa.
Las setas deshidratadas son muy útiles en la cocina porque se conservan durante mucho tiempo en la despensa y con ellas podemos dar sabor a platos de pasta, arroz o pollo como podéis ver en este Fricasé de pollo de Gordon Ramsay y en el Pollo estofado con setas, en ambos utilicé setas Shiitake deshidratadas que ahora tenemos al alcance de la mano gracias al auge de las tiendas de ingredientes asiáticos.
Para hacer la sal de setas deshidratadas suelo utilizar lo que queda en los frascos cuando están casi acabados porque las setas son muy frágiles y se rompen fácilmente así que el fondo del tarro suele haber unos cuantos trozos pequeños y una especie de polvillo de setas. Si machacamos en el mortero todo esto mezclado con sal fina de mesa obtenemos una sal deliciosa y con muchísimo sabor.
Ingredientes
- 1 puñado de setas deshidratadas
- 2 cucharadas de sal fina
Preparación
- Ponemos las setas en el mortero junto con la sal y lo majamos hasta que las setas se conviertan en un polvo fino.
- Conservamos en un frasco de cristal a temperatura ambiente.
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